martes, 5 de febrero de 2019

Espacios de aprendizaje colaborativo

  Cuando pensábamos que estábamos al día con la introducción de las pizarras digitales en las aulas, resulta que nos damos cuenta de que no son el símbolo del necesario cambio en nuestros métodos de enseñanza-aprendizaje, que nos hemos limitado a cambiar el envoltorio de "lo mismo de siempre", la pizarra. Está claro que cambiar la tiza por un puntero, un proyector y diferente software, de elaboración propia o no, es una avance, pero... ¿realmente es el cambio que necesitamos?
  Tristemente, en la mayoría de casos, se siguen dando las mismas clases magistrales como método de enseñanza casi único (eso sí, ahora  cara a la PDA) y, ocasionalmente, permitimos que nuestros alumnos, en fila y de uno en uno, hagan un trazo horizontal o vertical en la Pizarra Digital, según sea el caso. ¿Es a esto a lo que nos referíamos cuando hablábamos de adaptar nuestra metodología de enseñanza a nuestros "nativos digitales"?
  Cada día encontramos en el mercado hardware increíble para crear verdaderos espacios de aprendizaje colaborativo donde los niños, desde edades muy tempranas, pueden experimentar de una forma intuitiva y altamente motivadora para ellos: dispositivos móviles y tablets, mesas interactivas, etc.
  El último lanzamiento presentado esta semana en BETT 2013 en Londres ha sido la SMART Table 442i, dispositivo que fomenta el aprendizaje colaborativo y la participación de los alumnos de edades tempranas e incluso de necesidades especiales, ya que permite interactuar hasta un máximo de ocho usuarios de forma simultánea. Cuenta con software adaptado a diferentes edades y posibilidad de diseñar nuevo con el kit de herramientas que incluye el dispositivo.
  Esto es sólo un ejemplo de lo que el mercado tecnológico nos está ofreciendo hoy en día para integrar con la educación de nuestros alumnos, de diferentes herramientas que van viendo la luz y que pueden facilitar la adaptación de nuestra metodología a las necesidades reales de nuestros niños, aunque probablemente estén, de momento, lejos de poder incluirse en el mobiliario de la mayoría de nuestros centros.
  En mi opinión, en la medida que sea posible, deberemos facilitar que nuestros niños aprendan a ser protagonistas de sus propios aprendizajes, que experimenten y que aprendan según las nuevas capacidades y habilidades que posee esta generación de nativos de las TIC que son ahora nuestros alumnos, nuestros hijos. Obviamente deberemos elegir qué herramientas utilizar según nuestras características y nuestras posibilidades, pero lo que deberemos tener muy claro, sea cual sea nuestra elección, es como vamos a utilizarlas para que realmente conviertan nuestras aulas en espacios de aprendizaje colaborativo.

FUENTES: Revista 3.0

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